Recursos naturales
Las Arenas de Colores
Las Arenas de Colores son una antigua cantera de donde se extraía la cal. Está situada en ladera sur de la Piedra de la Calera, nombre que recibe debido a que es cerro rocoso cuyo material principal es la cal. Debido a las mezclas que en este tipo de canteras hace la cal con materiales arcillosos entre otros, sus tonalidades se tornan blancas, rojizas, azules, amarillas y rosadas, es por esto que esta cantera abandonada recibe el nombre de Arenas de Colores. Existen otras en un paraje denominado El Tejar, pero al estar más alejadas del pueblo, no son tan conocidas.
Arenas de Colores
(Imagen de Wikiloc)
(Fotografía de Rutas PNAT)
Las Asomadillas
Las Asomadillas es una peña saliente de la falda del cerro de la Piedra de los Covachos. Antiguamente los pelayos se subían a ésta y gritaban el nombre de alguien para saber dónde estaba o se comunicaban mediante aullidos para localizarse. Hoy en día es un buen sitio donde disfrutar de una maravillosa panorámica del paisaje.
Las Asomadillas
(Fotografía de Najim Ouled)
El Barranco
(Fotografía de Najim Ouled)
El Barranco
El Barranco es una de las postales más célebres de Huertapelayo. ¿Quién no se ha quedado mirando cómo corre el agua a través de él? Este "barranco" (que en realidad es el fondo del barranco donde se ubica el pueblo) divide la pedanía en dos mitades. En varias ocasiones ha estado a punto de secarse por el cambio climático, pero hubo momentos en los que con las lluvias torrenciales llevaba tanto caudal que arrastraba alguna de las casas de la ribera. Hoy en día muchos pelayos continúan cogiendo aquí el agua que beben a diario.
Los bosques
Huertapelayo cuenta en su parte sur con un gran monte cubierto de un extenso pinar. Se tardan varias horas en recorrerlo caminando en línea recta. Es un buen lugar para coger níscalos en la temporada otoñal o para escuchar la berrea de los ciervos a principios de ésta. Es frecuente encontrarse con los mamíferos de mayor tamaño en esta zona. Gran parte de este bosque fue antaño campos de cultivo, pero hoy su espesura no nos permite imaginarnos semejante postal agraria, dando la sensación de encontrarnos en un lugar virgen.
Una hoja de roble otoñal en los bosques de pelayo
(Fotografía de Juan José Estrada)
El Chorrero
El Chorrero es el salto de agua más famoso en Huertapelayo, ya que se encuentra justo al lado del túnel abierto en plena roca maciza al entrar en el pueblo. Cuando los pelayos atraviesan la pared de piedra que abraza a Pelayo desde el sur por el este y el oeste, lo primero que hacen es frenar con el coche para mirar cuánta agua baja por El Chorrero para ver si ha sido un año de abundancia o de sequía. El Chorrero llega a su máximo apogeo en primavera, cuando toda la nieve del invierno se derrite y las lluvias abundantes de la primavera llegan hasta su cauce.
El Chorrero
(Imagen de Henaresaldia.com)
El Erotajo / El Orotajo
El Erotajo es una pradera donde antiguamente los pelayos tenían sus eras de cultivo más lejanas del pueblo. Se llama así debido a la palabra "era" (donde se cultiva) y Tajo (porque esas eras están a orillas del río Tajo). Muchos también lo llaman como El Orotajo. Actualmente es una de las playas de Pelayo, siendo un sitio ideal donde ir a hacer pic-nic y darse un buen remojón en el río más largo de España y alejado de toda civilización. Además está muy próximo al célebre Hundido de Armallones. Si pasas a la orilla norte, te encontrarías en el término municipal de Huertahernando.
El río Tajo pasando por El Erotajo
(Fotografía de Juan José Estrada)
La Manguilla
(Fotografía de Juan José Estrada)
La Manguilla
La Manguilla es la playa más cercana al núcleo urbano. Se encuentra a escasa media hora caminando por un sendero a la ribera del barranco con un camino repleto de vegetación, ideal para vislumbrar algún azulado caballito del diablo. Cuenta con dos grandes rocas en el centro caídas de lo alto de las paredes del cañón del Tajo que separa al río en dos brazos: el izquierdo, por el que la corriente es más severa, y el derecho, donde hace un recodo manso bastante adecuado para un baño.
La Vega
Se trata de un paraje de gran amplitud utilizado para cultivar la tierra con productos de secano. La atraviesa el pequeño arroyo que a partir de El Chorrero pasa a ser el fondo de El Barranco. Aquí se han encontrado vestigios de tiempos de la antigua Roma, pues aquí se hallaba la Piedra Escrita que pueden ver en los recursos culturales. La Vega está rodeada de numerosos barrancos que se llenan de agua en las estaciones más lluviosas y se convierten en sus afluentes, regándola no sólo a lo largo, sino también a lo ancho. Es un buen lugar donde ver las estrellas sin contaminación lumínica.
La Vega
(Fotografía de Juan José Estrada)
La Piedra de la Cadena sobre los Covachos
(Fotografía de Juan José Estrada)
La Piedra de la Cadena y los Covachos
La Piedra de la Cadena es una roca que se encuentra en lo alto del cerro rocoso de la Piedra de los Covachos. Dicen que antiguamente tenía una cadena para que no se precipitase sobre el pueblo, y en cierto modo tiene sentido, ya que justo debajo se encontraba la antigua iglesia de Huertapelayo, por lo que era primordial proteger la parte más sagrada del pueblo. Actualmente ya no tiene ninguna cadena, pero sí puede observarse que está sujeta sobre una losa que evita que se precipite por la ladera hacia el pueblo.
La Piedra de los Covachos es el cerro rocoso sobre el que se asienta la Piedra de la Cadena. En su fachada este, es una pared rocosa que cuenta con numerosas cavidades. Entre ellas se encuentra el Agujero del Orón, en el cual se dice que alguien escondía oro, o que incluso éste estaba comunicado con el Monasterio de la Buenafuente del Sistal, la que un pastor dijo que se le perdió en esta covacha una oveja y apareció en Buenafuete, que queda a varios kilómetros e incluso está el río Tajo entre medias. Aún se puede observar cómo los techos de las cuevas están impregnados de hollín, testigos de aquellas noches en las que los pastores se refugiaban en ellas y encendían hogueras para calentarse mientras cuidaban de sus ovejas, que se encontraban en parideras construidas en la falda de este cerro. También cuenta con unos mechinales que se utilizaban tanto como tejado para que no entrase el agua a las cuevas y a las parideras de abajo, como pasarelas para ir de una cavidad a otra sin necesidad de descender y escalar.
La Piedra de la Calera
La Piedra de la Calera tiene en su cara oeste un gran pared vertical cortada que se alza imponente frente a Huertapelayo. Su nombre deriva de la palabra "cal", ya que de ella extraían este material en lo que hoy se conoce como las Arenas de Colores. Muchos dicen que su nombre viene de que "cala" el agua por su pared, y otro la llaman la Piedra de las Cruces por los cortes perpendiculares que presenta. Se puede acceder a su cima por la parte de atrás, la cara este, y llegar a la altura a la que vuelan los buitres leonados, las mayores aves de la península Ibérica. Se dice que su corte más característico plasmado en su pared lo hizo un rayo.
La Piedra de la Calera
(Fotografía de Juan José Estrada)
Comparativa de la Piedra de la Ila con un león en reposo
(Fotografía de Juan José Estrada)
(Imagen de Freepik.es)
(Fotografía de Lunamarina)
La Piedra de la Ila
La Piedra de la Ila es quizá el cerro rocoso más célebre que rodea el núcleo urbano de Huertapelayo debido a su forma tan característica. Cuando se ve desde el pueblo, tiene forma del perfil de un león tumbado con la cabeza en alto que parece que protege con su presencia todo el paraje. El origen de su nombre es incierto. Puede que venga de la deformación de la palabra "ira", como pasar con Armallones (Almallones) o Los Casaricios (Los Casalicios). Otra opción es la deformación de la palabra "olla", ya que este cerro presenta una olla donde se recogen los huertos y las eras más cercanas en la orilla este de Huertapelayo.
El Pozo de la Vega
Se trata de un pequeño pozo del que emana agua que se encuentra en mitad de La Vega. La Iglesia, para justificar el origen de Huertapelayo, utilizó el mito de las lamias, introduciendo en la cultura popular la Leyenda de la Sirena, la cual era hija de Pelayo, el fundador del pueblo, el cual guardó su tesoro en este pozo diciendo que quien se atreviese a tocarlo sería maldito. Un día su hija se estaba peinando junta al pozo y cayó en él descubriendo el tesoro de su padre, convirtiéndose para siempre en una sirena que saldría todos los años en la mañana del día de San Juan.
El Pozo de la Vega
(Fotografía de Juan José Estrada)
La Tablilla de la Requijada
Ésta es otra de las playas de Huertapelayo. Se encuentra en una parte poco profunda y apenas sin pendiente del río Tajo, en la cual el agua encuentra tan poco obstáculos que pasa por allí apenas lisa y sin corriente, a esto se le conoce como "tabla" en lenguaje fluvial.
La Tablilla de la Requijada
(Imagen de Fotoguiarios.com)